domingo, 17 de mayo de 2015

Los niños de la nada

El Mar de Bering se podría asimilar, para nosotros los occidentales, al fin del mundo. Fijáros en este mapa:


Los mapamundis estándares están centrados en Europa y, por tanto, el Mar de Bering, que separa el extremo oeste de Alaska, y la punta más oriental de Rusia, queda dividido en dos, dando la falsa sensación de ser dos "caminos sin salida", en lugar de un único mar. En sus orillas, la población es muy escasa, tanto en el lado americano como en el lado asiático. Y para colmo, el tráfico marítimo es bastante reducido ya que, gran parte del año, más al norte del Mar de Bering no se puede navegar debido a la capa de hielo. En resumen, no se puede considerar el Centro del Mundo, precisamente.

Pero si cambiamos la perspectiva podréis ver que la realidad es bastante diferente. He aquí un mapa de la Tierra pero centrado en el Polo Norte:



Todo el Ártico, desde Escandinavia, Groenlandia, y las orillas árticas de Rusia, hasta Canadá y Alaska forma parte de una misma gran cultura. Grupos étnicos como los yupik, los iñupiats o los aleuts han poblado las costas del Mar de Bering ignorando históricamente si estaban en el continente americano o en Asia. Incluso en los momentos más tensos de la Guerra Fría entre la Unión Soviética y los Estados Unidos, estas etnias mantenían el contacto y el intercambio entre ambos lados de la frontera. El Ártico es, pues, el centro de su mundo.



Dentro de los límites del mar de Bering hay toda una serie de islas, de las cuales algunas son americanas y las otras rusas. Como os decía antes, están pobladas mayoritariamente por gente de una misma etnia o grupo de etnias: son inuits (los mal llamados esquimales) que hablan como lengua materna idiomas de la familia Eskimo-Aleut y, como segundo idioma o bien el inglés, o bien el ruso, dependiendo de en qué lado de la frontera esté su isla.



Algunos nombres os engañarán; Karagin y Komandorskiye, lógicamente, son rusas, y St. Lawrence, San Matthew y Nunivak son americanas. Todas las Aleutianas también son estadounidenses, pero las Pribilof, en cambio, aunque el nombre os suene a marca de vodka, también son estadounidenses. En el círculo rojo del mapa hay dos pequeñas islas: las Diomede. La Diomede Grande es rusa y la Diomede Pequeña es americana y tarde o temprano tendrán su post en este blog.

Hoy, de lo que os quería hablar, es de la isla St. Lawrence y especialmente de su excepcional escuela.

El descubrimiento de la isla Saint Lawrence se produjo el día de San Lorenzo de 1728. Unos días antes, por San Mateo, se había descubierto la vecina isla de Saint Matthew. Los descubridores eran los dos barcos de una expedición rusa que también descubrió el Mar de Bering y que estaban comandados por un capitán ruso-danés llamado Vitus Bering. A pesar de tener unas grandes dotes como navegante, el capitán Bering no destacaba precisamente por tener una gran creatividad a la hora de poner nombres a sus descubrimientos.



La isla, sin embargo, ya estaba habitada; como decía al comienzo, yupiks, Iñupiats, aleutianos, Chukchis y Inuits habitaban en la zona del Mar de Bering desde tiempos inmemoriales. De hecho, parece ser que todos los nativos americanos tienen algún antepasado que ha estado en Saint Lawrence: Se considera que esta isla es el último vestigio de la lengua de tierra que unía Asia y América en épocas en que el nivel del mar estaba más bajo . Esta lengua de tierra fue utilizada por primera vez hace unos 15.000, por tribus siberianas, que cruzaron el Mar de Bering para poblar todo el continente americano. Hasta ese momento, en ningún lugar de América no había habido ninguna presencia humana.


El s.XIX, Saint Lawrence pasó de manos rusas a manos americanas en ese acuerdo comercial digno de Roberto y las cabras que os contaba en este post. Pero, al igual que habían hecho los rusos, los americanos continuaron ignorando Saint Lawrence. Toda la población de la isla, básicamente formada por gente de etnia Yupik y Yupik Siberianos se concentraba en dos asentamientos: Savoonga y Sivuqaq. Los 4.000 habitantes vivían de la pesca, y la caza de morsas y ballenas.

En el año 1887, la Iglesia Episcopal Reformada de América decidió cristianizar a los "pobres salvajes" y decidió construir una iglesia de madera en Sivuqaq. Un barco desembarcó herramientas, madera y un carpintero que, con la ayuda de los habitantes de Sivuqaq, construyó el edificio. Una vez hubo terminado, el carpintero volvió a embarcar y se marchó, dejando las llaves de la puerta de la iglesia en manos del jefe local. Como el pobre carpintero no hablaba Yupik, no fue capaz (tampoco era su trabajo) de explicar la utilidad de aquel edificio de madera, el primero que veían los habitantes de la isla Saint Lawrence. Así pues, nadie en Sivuqaq sabía para qué servía aquel extraño edificio, y se quedó vacío. Durante los siguientes 3 años, los episcopalianos estuvieron buscando misioneros para que ocuparan esa vacante, pero fue en vano. Nadie quería ir a la remota y gélida Isla Saint Lawrence.


Al final, la iglesia se vendió a la competencia, a los presbiterianos. Estos, en lugar de buscar sólo un reverendo, buscaron alguien que, además, fuera profesor. Y lo encontraron: en 1894 llegaba a Sivuqaq un matrimonio de Iowa, los Gambell para hacer de profesores en la iglesia, reconvertida en escuela. 4 años más tarde, los Gambell tuvieron que volver hacia el continente, acompañados de su hija, nacida en Saint Lawrence, para tratar una enfermedad de la madre. Por desgracia, en el viaje de vuelta hacia Saint Lawrence, el barco se hundió y la familia Gambell murió. Desde aquel día, Sivuqaq pasó a llamarse Gambell, en honor de los primeros maestros de la escuela.


Actualmente, las escuelas de Saint Lawrence son lo que en Estados Unidos se llama escuelas K-12, es decir, para niños y chicos hasta los 17-18 años. Hay una en Gambell y otra en Savoonga, y forman parte del Distrito Escolar del Estrecho de Bering. Me imagino que este debe ser uno de los distritos escolares más grandes del mundo: 200.000km2 para sólo 1.500 alumnos!


Pero hasta los años 80, no creo que se pudiera llamar escuela a lo que había en Gambell. Los pocos alumnos que había, veían la escuela como una pérdida de tiempo cuando, en su casa, se les requería para ayudar en las tareas del día a día, muy importantes en un entorno tan duro como el ártico. Además, la escuela era mayoritariamente en inglés, y para los niños, el inglés no era su idioma materno. En la isla Saint Lawrence, teniendo en cuenta que la casi totalidad de la población era de etnia Yupik, sólo se hablaba Yupik. Así pues, muchos de los profesores que habían sido destinados a la isla describían sus alumnos sencillamente como "ineducables".

Hasta que en 1982, llegó a Gambell un nuevo profesor: George Guthridge. El panorama que se encontró era desolador. La escuela no disponía de ningún ordenador y prácticamente no tenía libros. El absentismo era muy elevado y el nivel de los alumnos era muy bajo; alguno de los alumnos de 12 años tenía un nivel de lectura de un niño de 6, o bien no eran capaces de escribir una frase entera.

Guthridge aplicó una pedagogía que había creado él mismo y, a la vez, comenzó a pedir recursos y materiales para su escuela. Adaptó las clases y los métodos de aprendizaje de la lecto-escritura a un entorno idiomático y cultural no-angloparlante. Los grupos de trabajo, los brainstorming o la participación en clase se convirtieron en el nuevo método de trabajo en el aula. Y en 1984 lanzó a los alumnos el reto más osado e increíble: inscribió sus alumnos a la competición "Future Problem Solving" (FPSP).



Esta competición escolar está considerada una de las pruebas más prestigiosas para menores de 18 años de todo el mundo. En aquellos momentos era sólo de ámbito norteamericano y, a ella, se presentaban las mejores escuelas del país e incluso, en algunos casos, escuelas para niños con altas capacidades (superdotados, vaya).


El Profesor Guthridge logró motivar hasta tal punto sus alumnos que, según sus propias palabras: "estudiaban mientras transportaban agua, mientras sacaban escamas de los peces, mientras cazaban ballenas, ...". Fueron capaces de superar todo tipo de obstáculos, incluso el boicot de dos administradores del distrito escolar, que intentaban cerrar la escuela por poco rentable; todo para poder presentarse a la competición.


La mayoría de los alumnos del equipo que se presentó a la FPSP, lo más lejos que habían viajado era Nome, una pequeña ciudad de 3.700 habitantes, y por tanto, no habían visto nunca un tren, ni subido a unas escaleras mecánicas, ni estado en un hotel. A algunos de ellos, incluso, les daba miedo subir en ascensor!


Y cuál fue el resultado? Pues aquellos 11 chicos y chicas de entre 12 y 17 años ganaron las 2 competiciones a las que se presentaron; una para los de 12 a 14 años y la otra para los de 15 a 17. Eran los mejores de Estados Unidos! Durante la competición, desarrollaron trabajos sobre ingeniería genética y residuos nucleares, temas que, un meses antes, no sabían ni que existían! Superaron al resto de escuelas participantes, venidas de todos los Estados Unidos, convirtiéndose en la primera escuela mayoritariamente de nativos americanos en ganar la competición ... y por partida doble!


El Equipo ganador. Guthridge es el de la derecha, con la camiseta de Mickey Mouse

De aquella experiencia salió un libro, escrito por el mismo Guthridge, llamado The Kids from nowhere (Los chicos de la nada) que explica todo el proceso para convertir unos alumnos desahuciados del sistema escolar en estudiantes brillantes sin renunciar a su cultura Yupik .


Y, aparte de este éxito escolar, como es la vida en Gambell y Saint Lawrence? Pues sinceramente, sigue siendo dura, pero tal vez un poco menos que antes. La población de la isla se ha estabilizado en unos 1.200 habitantes, de los cuales la mitad viven en Gambell, y la otra mitad a Savoonga. La isla no tiene ningún árbol, sólo extensiones verdes de sauce ártico, un arbusto que no crece más de 30cm y que se ha adaptado a los largos inviernos del Mar de Bering. Eso si; morsas, pájaros y ballenas están presentes en la isla en grandes cantidades.


La economía de la isla sigue estando muy enfocada en la caza de morsas y ballenas, aunque la venta de las tallas en marfil (extraído de los colmillos de las morsas) supone una importante fuente de ingresos. Recientemente, el interés por la naturaleza ha empezado a llevar turistas a Saint Lawrence y, incluso, se ha abierto un hotel con 8 habitaciones en Gambell. Ah, y para los que piensen que Gambell y la isla Saint Lawrence no pintan nada en el mundo, sabed que Gambell está considerada la capital del mundo en un aspecto: es la capital mundial ... los quads! Si, si, aquellas motos de cuatro ruedas que mi mujer se empeña en llamar "quackers"! Sin duda son el medio de transporte ideal para la grava del verano y la nieve del invierno.



La difícil logística en un lugar tan remoto como Saint Lawrence puede tener efectos muy curiosos. A ver, si en Gambell o en Savoonga prácticamente no hay tiendas; como lo hace Papá Noel para conseguir los regalos para los niños de Saint Lawrence? Pues con la "Operación Santa". Cada Navidad, la Guardia Nacional de los Estados Unidos organiza esta operación, que consiste en trasladar los regalos de Santa Claus a los pueblos remotos de Alaska. Santa Claus y los regalos se trasladan de pueblo en pueblo con un avión de carga de la Guardia Nacional y se reparten los regalos:


Y qué ha sido del Profesor George Guthridge?


Después de la experiencia en Gambell, donde estuvo varios años más, se decidió a estandarizar su método pedagógico, ylo empezó a implantar por las escuelas remotas del estado de Alaska. El éxito ha sido abrumador y, con orgullo, él mismo explica que, en los últimos años, universidades como el MIT, Stanford o Yale han recibido bastantes alumnos formados con su método en Alaska; entre ellos hay gran cantidad de Yupiks, Iñupiats, Aleutianos, Indios atabascanos, etc ...


Además, se ha convertido en un novelista de éxito, publicando varios libros de literatura fantástica y de ciencia ficción. Hace unos pocos años, se le nombró uno de los 100 mejores profesores de los Estados Unidos. Durante los años 90 se volvió a presentar a la competición Future Problem Solving con los alumnos de otra escuela del Mar de Bering, la escuela de Elim y ..... volvieron a ganar, pero además, estableciendo un nuevo récord de puntuación!

sábado, 9 de mayo de 2015

El reino del cangrejo rojo y el águila calva

Después de 25 horas de vuelos y aeropuertos, pasando por Nueva York y Seattle, finalmente se puede llegar a Anchorage, la ciudad más importante (que no la capital) del estado de Alaska. El Aeropuerto Internacional Ted Stevens de Anchorage había sido uno de los aeropuertos con más tráfico del mundo hace unos años. Hasta finales de los 80, a los aviones occidentales no se les permitía sobrevolar la URSS y China. Como los aviones no tenían suficiente autonomía para volar desde Europa hasta el extremo oriente por encima del Atlántico, América y el Pacífico, todos utilizaban la ruta polar, deteniéndose en Anchorage para reabastecerse de combustible. Cuando todo esto se terminó, Anchorage disponía de un aeropuerto gigantesco para servir a un estado como Alaska, con sólo 700.000 habitantes. Pero lo consiguieron (como deberíamos de aprender!) Reposicionaron el aeropuerto para convertirlo en el 5º aeropuerto más importante del mundo en tráfico de mercancías!

Y, lógicamente, también se utiliza como hub para distribuir todos los vuelos interiores de Alaska, un estado muy dependiente del transporte aéreo para poder llegar a todos los rincones de esta "Última Frontera". Así pues, de la terminal sur de este enorme aeropuerto sale el vuelo que nos interesa: Un pequeño SAAB 340 turbohélice que, curiosamente, sólo lleva 20 asientos; el resto del espacio se utiliza para mercancía.


El avión despega para realizar el vuelo de 3 horas. Es curioso que, en la parte del avión de la que se han quitado los asientos para poner mercancías, haya también maletas. Qué deben poner en el maletero que les obligue a sacar asientos y dejar para maletas y cargamento? La respuesta no tarda en llegar: después de 2 horas y media de vuelo bastante turbulento, el avión empieza a girar como si diese media vuelta.

- "Les habla el capitán: debido a un cambio repentino de las condiciones meteorológicas, nos han denegado el aterrizaje en el aeropuerto de Dutch Harbor. Así pues, nos vemos obligados a volver hacia Anchorage. Disculpen las molestias."

A Anchorage?!! Y no se podría aterrizar en algún lugar más cercano? Si casi ya habíamos llegado! Ahora desharemos todo el camino? Pues sí. El 25% de los vuelos hacia Dutch Harbor se cancelan antes de salir y, dependiendo del año, hasta un 30% de los vuelos que se dirigen al aeropuerto Tom Madsen de Dutch Harbor deben dar media vuelta sin poder aterrizar. Y para colmo, la pista es muy corta, por lo que no pueden aterrizar grandes aviones.


Así pues, la única manera de llegar a Dutch Harbor es utilizando un avión suficientemente pequeño para aterrizar en una pista corta, pero suficientemente grande y, por tanto, con suficiente capacidad de combustible para poder deshacer todo el camino (3 horas + 3 s) si se cierra el aeropuerto. Y la única solución que han encontrado ha sido llenar todos los depósitos posibles de combustible y limitar el peso del avión a 20 pasajeros y carga en la misma cabina.
Además, el aterrizaje es muy complicado! Fijáros en la foto: Sólo los aviones de hélice son lo suficientemente pequeños para entrar por la otra punta de la pista, la pista 30 (es decir, en esta fotografía veríais el avión entrando de cara) ya que las montañas del fondo le obligan a ir demasiado alto y debería bajar en picado para aterrizar. Tienen que hacer, pues, una maniobra muy compleja para entrar por ese lado. En cambio, los aviones a reacción deben aterrizar en la pista 12, la que se ve en primer plano, y la cosa es aún peor! Entran a ciegas, sin ver la pista y giran en el último momento, justo antes de tocar tierra.


He aquí el turbohélice que viene de Anchorage entrando por la pista 30 con las agradables condiciones meteorológicas típicas de la zona ...


Pero tenédlo claro: Vale la pena!

De hecho, decir que el destino de hoy es Dutch Harbor no sería del todo correcto. Hoy estaremos en la ciudad de Unalaska, en las islas Aleutianas. El nombre de Dutch Harbor se refiere sólo al puerto y el aeropuerto de la ciudad, que están construidos en un pequeño islote junto a la isla de Unalaska. Podríamos decir que Unalaska es la capital de las islas Aleutianas, una hilera de 300 islas que se extienden durante 1.900km en el extremo oeste de Alaska. Decía que Unalaska se podría considerar la capital de las Aleutianas porque concentra la mitad de la población de las islas: un total de ... 4.200 personas. Así pues, en el conjunto de las 300 islas viven menos de 9.000 personas!


Por la posición geográfica de las Islas Aleutianas, se podría pensar que son un destino helado, del tipo Grise Fjord. No pretendo colároslo como un sitio de sol y playa, pero el frío no es el elemento predominante del clima de Unalaska. Lo que de verdad marca el clima de la isla es la lluvia y la niebla. La ciudad está considerada el lugar más lluvioso de América del Norte y uno de los más lluviosos del mundo. Se dice que las Aleutianas son la cuna de todas las tormentas del Pacífico! Y esto es fácil de percibir, incluso en fotos, con el color verde intenso que tiene el paisaje de la isla, y la presencia siempre de nubes imponentes en el cielo.


Pero hay unas semanas al año que la población de Unalaska aumenta en casi un 50%: es la época de la pesca del cangrejo rojo. Las autoridades de pesca de Alaska permiten la pesca de este crustáceo sólo durante unos pocos días al año. Y en este intervalo corto de tiempo, la actividad del puerto de Dutch Harbor llega casi a la esquizofrenia. La alta rentabilidad de esta pesca hace que las tripulaciones de los pesqueros trabajen durante días seguidos, prácticamente sin dormir. Los marineros se ganan, en menos de 10 días, el equivalente a la mitad de un sueldo anual. Casi toda la producción se procesa a Unalaska y se envía a Japón para hacer surimi.


El caso del cangrejo rojo es excepcional para estos pocos días que se permite la pesca. El resto del año, sin embargo, la actividad pesquera también es muy intensa. De hecho, Dutch Harbor es el 5º puerto pesquero ... del mundo! Y todo ello en una población de menos de 5.000 habitantes!


Toda esta actividad en la ciudad es bastante reciente. El descubrimiento de los bancos (no sé cuál debería ser la palabra correcta para las agrupaciones de cangrejos: bancos, rebaños, comunidades?) de cangrejo rojo se hizo a primeros de los años 80 y, desde entonces, la isla vive focalizada en la pesca. Esta bonanza económica ha disparado los precios de la vivienda, conjuntamente con una otro factor: gran parte del terreno edificable de la isla es propiedad de la Ounalshka Corporation. Esta empresa pertenece a la comunidad Aleut, los nativos de las Islas Aleutianas, y su filosofía se basa en no desprenderse de ningún pedazo de tierra, bajo ningún concepto. Así, si deseáis construir una casa en Unalaska, deberéis negociar con los aleut un contrato de cesión del suelo para 50 años. Y dentro de 50 años, o te renuevan la cesión, o te llevas la casa a otro lugar!

La otra peculiaridad de Unalaska es su principal monumento; el edificio que sale en todas las fotos:


Sí, es lo que parece: una iglesia ortodoxa rusa! Pero tiene lógica ya que hasta 1867, Alaska era territorio ruso. Aquel año, los rusos, que iban cortos de pasta, tuvieron la gran idea de venderse este territorio por sólo 7,2 millones de dólares! Aunque ya hayan pasado casi 150 años de aquella compraventa, la influencia rusa todavía es visible en algunos puntos de Alaska, y la iglesia de la Santa Ascensión de Cristo es un ejemplo.

La principal atracción de Unalaska, sin embargo, es la naturaleza. Y lo tienen muy bien organizado! Hay trekkings guiados para poder disfrutar de paisajes increíbles o subir a las montañas y volcanes de la isla. Pero no hay que ser un montañero experto para caminar por Unalaska y descubrir parajes fascinantes donde, como siempre, no faltará el agua.


 La otra atracción turística es la fauna y, especialmente los tres animales más típicos de la zona y que se pueden ver muy fácilmente: por un lado las ballenas, que se pueden ver desde los tours en barca que se organizan, o desde de la misma playa!
El otro animal típico, y muy querido por los aleuts es el zorro rojo. Son realmente fáciles de ver, y se pasean bastante a menudo por la ciudad sin miedo de los humanos.



Y finalmente, el más problemático de todos: las águilas marinas, conocidas también como águilas calvas.

Y porque son problemáticas? En Estados Unidos, el pájaro que sale en el escudo nacional, el águila marina de cabeza blanca, está protegida por estar en peligro de extinción. Pero en Unalaska no está en peligro de extinción. Todo lo contrario; y la gente empieza a estar hasta el gorro! Todos los pájaros se juntan en el borde del puerto para intentar robar el pescado que descargan los barcos. Pero como están protegidas, nadie les puede hacer nada, o sea que campan a sus anchas. Lo peor, sin embargo, es que son animales bastante agresivos y, en algunas zonas han tenido que poner carteles como estos para avisar de que las águilas tienen bastante mala leche, y les gusta picar las cabezas de la gente!




Aparte de todos estos atractivos, la isla está bien preparada para recibir los (pocos) turistas que la visitan. Hay un par de museos; uno sobre la cultura Aleut, y el otro sobre la 2ª Guerra Mundial (Unalaska es, junto con Pearl Harbor, uno de los pocos puntos del territorio USA que fue atacado por los japoneses). Y también hay un buen hotel, el Grand Aleutian Hotel, con diferentes restaurantes y entre ellos, uno japonés donde, seguro, deben de servir surimi!

Ah, que a nadie se le ocurra alquilar un coche! En todo caso, que sea un todo terreno: la isla sólo tiene 10km de carretera asfaltada y 60km de carreteras sin asfaltar.


domingo, 3 de mayo de 2015

La niña de la selva (y 2)

Sin lugar a dudas, la isla de Nueva Guinea es la zona con más diversidad y riqueza lingüística del mundo. Se calcula que en la isla se hablan unas 850 lenguas diferentes (un 12% de todas las lenguas del mundo), y todas ellas englobadas en unas 60 familias lingüísticas exclusivas de la isla! Os recuerdo que nuestra familia lingüística es el Indoeuropeo, que engloba idiomas tan diferentes como el castellano, el ruso, el persa o el islandés!


Si nos imaginamos que en Cataluña hubiese la diversidad lingüística de Papúa Nueva Guinea, teniendo en cuenta que tienen una población similar, nos encontraríamos que, en un pueblo como Viladrau (1.000 hab.), hablarían una lengua aislada sin ningún tipo de relación con ninguna otra lengua. Y en una comarca como Osona (150.000 hab.), cada pueblo hablaría una lengua tan diferente entre sí como lo pueden ser el portugués y el búlgaro!


Evidentemente, la isla es una paraíso para los lingüistas. Poco a poco, los estudios que se realizan, van configurando y ayudando a comprender las relaciones de parentesco entre las diversas lenguas, grupos y familias, pero aún así, resulta muy complicado trabajar con idiomas hablados por gente que vive en las profundidades de selvas de muy difícil acceso.


Y aquí es donde aparece nuestra protagonista: Sabine Kuegler.

Sabine nació el día de Navidad de 1972 en Katmandú, en Nepal. El profesor Klaus-Peter Kuegler, su padre, era un lingüista alemán que, cuando Sabine tenía un par de años, se instaló en Nueva Guinea para estudiar algunas lenguas remotas. El profesor Kuegler y Doris, su mujer, que era enfermera, se instalaron en Danau Bira, una pequeña población del lado indonesio de Nueva Guinea con sus 3 hijos.

Al cabo de unos años de residir en aquella pequeña ciudad de Nueva Guinea, el profesor Kuegler oyó hablar de una tribu que hablaba un idioma aislado, y que habitaba un punto de la selva de la provincia de Papúa, accesible sólo remontando el río Khili en barca durante unos cuantos días. El primer contacto con esta tribu, los Fayu, resultó bastante tenso; el profesor Kuegler y sus acompañantes indonesios se vieron rodeados por agresivos guerreros Fayu que les apuntaban con sus arcos. Tan sólo un acto desesperado por parte de Klaus-Peter Kuegler les permitió salvar la vida: puso en marcha el transistor que llevaba y comenzó a sonar la música. Los guerreros Fayu quedaron fascinados! Poco a poco la situación se tranquilizó y con paciencia el profesor pudo hacerse entender un poco.


Unas semanas después, toda la familia Kuegler se instalaba en el poblado de los Fayu, en una casa de madera que Klaus-Peter acondicionó ... mínimamente. Sabine tenía por entonces 7 años, su hermana mayor, Judith tenía 9 y Christian, el pequeño, sólo 5. Los comienzos fueron muy duros; les costaba hacerse entender, la vida era dura y, sobre todo, el choque cultural era brutal: Los Fayu vivían aún en el paleolítico, prácticamente no conocían la agricultura ni la ganadería, sus herramientas eran de madera y piedra y, para colmo, vivían en un estado permanente de guerra entre ellos! Las 4 tribus Fayu luchaban entre ellas para obtener una supremacía que no les conducía a ninguna parte: tiempo atrás, los Fayu habían llegado a ser más de 1.000 personas, pero ahora, estas luchas habían provocado que, entre las 4 tribus, no llegaran a los 400 miembros.


Al principio, a los niños de la tribu les daban miedo aquellos tres niños de piel blanca y unos extraños cabellos de color amarillo. Cuando los niños Kuegler jugaban, todos los niños del poblado se reunían en un árbol cercano y los observaban desde la distancia. No se atrevían a acercarse. El río, que es un elemento básico en la vida del pueblo Fayu, sirvió también para romper el hielo entre niños Fayu y niños Kuegler. Los gritos, chillidos y risas de los tres hermanos Kuegler saltando y bañándose en el río, hicieron que los niños Fayu no pudieran resistirse a la atracción del juego! Además, uno de los inventos de los Kuegler se convirtió en imán para los niños del pueblo: aprovecharon los pendientes que llevaban hasta el río para excavar un tobogán de barro; se tiraban deslizándose por la ladera para ir a caer en un gran charco entre un griterío desatado! Desde ese momento, Judith, Sabine y Christian se convirtieron en uno más entre los niños de la tribu.


Como ya he comentado, sin embargo, el mayor problema de los Fayu era el permanente estado de guerra en que vivían. La casa de los Kuegler era considerada territorio neutral y ninguno de los beligerantes osaba atacar a la familia. Pero durante una de las batallas, con los gritos y los golpes, la hija mayor de los Kuegler, Judith, que estaba escondida dentro de la casa, sufrió un ataque de ansiedad. Su padre no lo aguantó más y estalló; salió de la cabaña hecho una furia dejando asombrados a los guerreros. La bronca que les echó a los pobres guerreros Fayu fue "histórica" ​​(nunca mejor dicho) y, después se dedicó a abrazar a todos los guerreros, tanto los del poblado donde vivían los Kuegler, como los atacantes. Los guerreros Fayu no sabían a qué atenerse. Y aunque esto pueda parecer el tópico de "el buen hombre blanco salva los ignorantes salvajes", aquella bronca del profesor Klaus-Peter Kuegler marcó el inicio de la paz entre las tribus Fayu.


Sabine continuó creciendo, completamente integrada en la vida Fayu, corriendo por la selva, cazando animales y saliendo a toda prisa del río si se acercaba un cocodrilo. Conoció su primer amor, Tuare, uno de los jóvenes de la tribu, y a la vez su primer luto, cuando Tuare murió de malaria. Para desesperación de una joven Sabine, el tratamiento lanzado desde el avión que les traía periodicamente correo y suministros, no llegó a tiempo para salvar la vida de Tuare.


Quizás por la muerte de Tuare, y también por las presiones de su abuela, que vivía en Alemania, Sabine aceptó, a los 17 años, trasladarse a Europa para estudiar. Al llegar a Hamburgo, Sabine se sentía como un marciano recién aterrizado. Cuando alguien dijo a la asustada Sabine que el tren que la llevaría a su internado suizo, salía del andén 17, se dio cuenta de que no sabía qué era un andén. De hecho, no había subido nunca a un tren. La estancia en el internado suizo fue una pesadilla que la llevó, incluso, a intentar suicidarse. Por suerte, la visión de la sangre que salía de los cortes que se estaba haciendo de manera torpe en su brazo la hizo reaccionar. Había tocado fondo pero, a partir de ese momento, comenzó a integrarse en el mundo occidental sabiendo que, de todos modos, ella siempre si sentiría fuera de lugar.


Actualmente, Sabine Kuegler vive en Alemania, tiene 4 hijos y es propietaria de una empresa de comunicación. Tardó 15 años en volver al poblado Fayu, donde aún viven sus padres, ya que reconoce que, actualmente, no se siente ni occidental ni Fayu. A diferencia de Sabine, sus hermanos, Judith y Christian, si se han integrado completamente en la vida occidental; ambos viven en Estados Unidos. 

Sabine Kuegler ha plasmado todas estas experiencias increíbles en un libro titulado Das Dschungelkind (La niña de la selva), que se convirtió en best seller en Alemania, y del que se hizo una adaptación cinematográfica muy exitosa que lleva el mismo título que el libro.

Os dejo el trailer de la película. No entiendo mucho de cine, y por tanto, no se si cinematográficamente es una buena película o no, pero os puedo asegurar que, como historia, es fantástica! Si alguien quiere ver la película y no la encuentra, hacédmelo saber y os echaré una mano!